
La conciencia del hombre está compuesta por todo aquello que él conoce
con lo que ha estado en contacto a través de las experiencias adquiridas
durante su vida.
El mundo externo divide la conciencia en:
(1) Subconciencia, donde están obtenidas todas las experiencias del pasado,
las cuales yacen profundamente enterradas influyendo dentro de su naturaleza;
(2) La Conciencia, que comprende las experiencias del presente,
(3) y la Superconciencia, o desenvolvimiento superior,
por cuya adquisición el hombre está luchando.
La conciencia es propiedad única de cada corriente de vida individual,
y es la única actividad que no puede ser robada o destruida.
Por lo tanto, aquello que el hombre construye en su conciencia
mediante la contemplación y esfuerzo, le pertenece para toda la eternidad.
Por eso hay un axioma metafísico que dice
"Lo que le pertenece por derecho de conciencia no puede serle quitado".
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