homenajeando la fertilidad y la sensibilidad de los bebés que caracteriza los trabajos de esta mujer.
Pero más dentro de la reflexión, despiertan los recuerdos de esos detalles tiernos y sutiles,
sensibles al arte y a lo propio del alma que compartíamos con Claudia.
Recuerdo las conversaciones que tuve con Andrés Soto en Santiago, hace exactamente 10 años atrás
cuando me arranqué de Iquique por los problemas con el Banco, momento que me sirvió como retiro espiritual,
tiempo en el cual, puse en la balanza las relaciones entre Claudia y Erika
y terminé resolviendo por estar con Erika;
pero Andrés al escuchar mis historias, decía entender que a través de mis palabras manifestaba amor por Claudia y no por Erika,
frase que se repitió cuando conversaba con Richard, un compañero de pensión en el 2008, quien también me dijo que mi expresión se sensibilizaba al hablar de Claudia.
Cada vez que se presenta algún elemento que me evoca a la relación con Claudia, un portal sensible se abre en mi pecho y encandila mi visión, juzgando lo sucedido, dejándome paralizado, con el corazón adolorido.
¿Qué faltó en mí?
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