Antiguamente, me entregaba al "carrete" para "relajarse" y compartir un momento distendido y disfrutar de una larga y diversa conversación.
Hoy ya no tengo ese interés.
Prefiero estar en silencio, digiriendo alguna idea sobre programación, educación o alguna idea audiovisual; conversar queda reservado para Erika, Daniela, Francisca y Ricardo, dejando un tiempo para atender a mi mamá y a mi Abuelita Nora, quienes merecen su espacio para refrescar los sentidos emocionales.
Compartir alcohol es una agresión a mi sistema digestivo; es un paro a mis actividades por más de 24 horas.
Conversar se ha vuelto una búsqueda más importante que lo que fue en su momento buscar polola; no se hace con cualquiera.
Música, ciencia, historia, psicología, poesía y matemática son las áreas en las que me paseo como habitaciones de un castillo donde estoy encerrado, agradablemente, en paz y armonía junto a mi familia, quienes comparten sentimientos parecidos; los demás, lamentablemente quedan fuera, quedando una sensible opción de entrada para aquellos que logran profesar la misma fe en la Armonía, la Amistad, la Salud y la Familia.
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