noche de sábado, varios whiskys, conversación y trasnoche,
cosa que no le causó gracia a Erika, quien nuevamente, empezó con sus enojos y castigos de indiferencia.
Los mejores recuerdos son de los solos de guitarra que toqué, me gustaron mucho, la energía que irradiaba estaba en un punto muy agradable. Me falta mejorar los todos de voz, hay canciones que no he revisado el tono apropiado, lo que hace que suene un tanto desagradable y para mí, un esfuerzo innecesario.
Mañana a trabajar. Sigo con cierta angustia y ansiedad por lo que ha de ser este año, pero entiendo que debo respirar tranquilo y estar atento a hacer lo que se necesita.
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