En momentos como hoy, vuelven algunos recuerdos de Lalo (K), quien me abrió sus puertas hace exactamente 4 años atrás y despertó una historia de largo análisis.
Debo mantener mi silencio y cualquier comentario sólo lo puedo entregar en estas páginas.
Ella me ha hecho entender que yo vivo aquí pero no pertenezco aquí.
Ella es la dueña y yo un allegado.
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