jueves, 24 de mayo de 2012

¿Qué tengo que hacer?

Después de un fin de semana en La Huayca, donde lo que esperaba se dio casi al final, después de un partido de voleibol con los niños y con un toque final cuando llegamos de vuelta a casa y después de una discusión por su falta de interés, llegó ese momento de unión que despertó un instante como el de aquellos tiempos, hace 10 años atrás.
Las ganas de llorar inundan mi pecho y mis ojos, de impotencia por no entender qué hacer para que esta mujer vuelva a ser quien es y sacarla de ese hoyo rutinario donde se esconde de manera masoquista para masticar y tragar la miseria del stress, despreciando las caricias y el cariño de alguien que quiera regalonearla.

No gusta de hablar por teléfono ni de responder correos, sólo quiere estar en su miserable estado trabajólico donde el stress alimenta su existir.

"Si no te satisfago, ¿qué esperas para irte?", fue lo que me dijo anoche, otra vez.

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